Ejemplos de resiliencia en adolescentes

resiliencia en adolescentes

La resiliencia puede marcar un antes y un después en los más jóvenes porque en ellos se forjará un carácter competitivo pero sano, en donde trabajar al momento y dar lo mejor de sí mism@s será lo más destacable, sin tener que compararse con los demás.

Si tienes algun@ en casa  que este en este rango de edad, fíjate en estos ejemplos de resiliencia en adolescentes que te vamos a compartir.

Cómo fomentar la resiliencia en la etapa de la adolescencia

La resiliencia en adolescentes es clave para el desarrollo personal de los mismos, ya que es un pilar clave para poder entender mejor y hacer frente a la adversidad y a los conflictos, ayudando a que ell@s no se derrumben ante cualquier imprevisto negativo.

De hecho, los jóvenes que tienen una alta capacidad de resiliencia son capaces de prevenir mejor el estrés, la ansiedad y la depresión así como la incertidumbre o los pensamientos suicidas.

Ser resiliente en la etapa adolescente es muy fácil de lograr, implementando rutinas día a día que ayuden a una correcta disciplina. Tú mism@ como tutor, padre o madre puedes ayudarles a que sean personas mucho más resilientes:

Fomentando una comunicación saludable:

En la que no haya restricciones de temas ni de preguntas. Es obvio que cada tema y su tratamiento deberá adecuarse a la edad a la cual te vas a dirigir, pero todo es motivo para tratar con sensibilidad y empatía. Lo bueno es que no tengas tabúes con tus hijos/as adolescentes (en el buen sentido de la palabra).

Hay que enseñarles que en la vida pueden suceder tanto eventos positivos como negativos y que eso es la naturaleza real de la misma.

El carácter con el cual enfrontamos las cosas puede marcar un antes y un después, aportándonos crecimiento y bienestar, pero para mantener una vida vibrante hemos de obrar con claridad siempre, honestidad y un buen camino.

Haz que ellos no teman en preguntarte todo lo que necesiten para así crear unas raíces maduras y estables durante toda sus vidas.

Creando unas rutinas que favorezcan un equilibrio mental y físico:

Hazles saber de la importancia de dedicar una parte del día al ocio y al deporte, así como a las actividades espirituales o de crecimiento personal (como pueden ser la meditación, pintura meditativa, rezar si sois creyentes…)

Tener unos horarios fijos para el estudio y las clases harán que ellos se vuelvan unas personas responsables y organizadas en el futuro, ayudándoles a que no se derrumben fácilmente ante los fracasos o las desmotivaciones.

Explicarles que la rutina no tiene porqué ser aburrida también será otro de los factores más importantes a la hora de educarlos en la disciplina y positividad. Sabrán disfrutar todo y eso hará posteriores adultos felices.

Ayudándoles a comprender el sentido de empatía y justicia como algo favorable:

Una vez ellos entiendan que el mundo funcionaría mejor con empatía y con sentido de justicia harás de ellos mejores seres humanos.

No tiene nada que ver con hacerlos vulnerables o «blandos» sino con el hecho de no juzgar a la gente por estereotipos o por el razonamiento de «tod@s son iguales»

Y es que el ser humano que es capaz de conmoverse por la (real) desgracia ajena de los demás, es todavía mucho más humano y más capaz, generando cosas buenas a su comunidad, aprendiendo a amar la vida desde la realidad.

Generando tareas que les ayuden a ganar autonomía:

Si les dejas hacer más recados como ir a hacer una pequeña compra, ir a comprar sus materiales del instituto, ir a entregar algún papel solos, estarás fomentando su propia autonomía de una forma saludable y práctica. Siempre es necesario para que ellos vean como funcionan las cosas y razonen que está bien y que está mal.

Escuchándoles y aconsejándoles en la creación y materialización de sus sueños:

Muchas veces en esas edades nos enfrentamos a tremendas inquietudes, sobre todo de índole personal, moral y laboral. ¿Qué carrera elegir? ¿Cómo lograr ser bueno en algo que me gusta? ¿Cómo hacer eso que me atrae tanto?

Muchos jóvenes no tienen la estimulación o el consejo adecuado y se acaba perdiendo talentos que serían muy importantes para el mundo en general.

Por eso, es muy importante que escuches al adolescente o la adolescente que tienes en casa, que les preguntes que les apasiona. Si tú no eres capaz de guiarlos, siempre valdrá la pena preguntarle a un experto.

Por ejemplo, si tu hijo/a quiere entrenar para competir de manera profesional en algún deporte, habla con algún entrenador local e infórmate primero de todo lo que es necesario para cumplir con las obligaciones que ello requiere.

Si lo ves factible, podéis ir juntos para que así tus hijos/as valoren si de verdad se verían cómodos en esa situación. ¡Será muy gratificante hacer cosas juntos!

Aportándoles el sentido del amor saludable y sin mayores miras (peticiones):

Las personalidades caprichosas son aquellas que menos resilientes serán en el futuro, por eso, desde una temprana edad intenta educarles en la negociación y la comprensión no en las reacciones que conlleven peticiones inmediatas y que no admiten un «no» por respuesta.

Ayudándoles a generar una autoestima saludable:

La resiliencia en adolescentes también se trabaja generando una excelente autoestima. Para eso, hazles saber lo orgulloso/a que estás por sus logros. Háblales de las cualidades positivas que tienen y ensalza aquello que es atractivo de ellos, ayudándoles así a trabajar y a pulir sus virtudes.

Por supuesto, el conocimiento debe ir de la mano de la aceptación de los defectos, para así ir creando una imagen realista de lo que es la identidad de estos valiosos adolescentes.

Ejemplos de resiliencia en adolescentes

Un claro ejemplo de resiliencia en adolescentes se puede observar en aquellos que, a pesar de enfrentar situaciones adversas como el bullying, logran superar las circunstancias mediante el desarrollo de habilidades sociales y de comunicación.

Estos jóvenes demuestran una capacidad asombrosa para construir relaciones de apoyo, a menudo convirtiéndose en defensores de otros que pasan por situaciones similares, fomentando así un entorno más inclusivo y respetuoso en sus comunidades escolares o sociales.

Otro ejemplo lo encontramos en adolescentes que han experimentado la ruptura de sus familias. A pesar del dolor emocional y la inestabilidad que puede llevar consigo un divorcio o separación de los padres, muchos jóvenes muestran una adaptabilidad extraordinaria.

Buscan activamente redes de apoyo y se centran en sus metas personales, lo que les permite mantener una perspectiva positiva hacia el futuro y seguir adelante con determinación y esperanza.

En contextos de pobreza o privaciones económicas, la resiliencia en los adolescentes se manifiesta cuando, a pesar de las limitaciones, se esfuerzan por alcanzar un rendimiento académico destacado.

Estos jóvenes suelen aprovechar los recursos disponibles, como becas y programas de mentoría, y se dedican con gran disciplina a sus estudios, entendiendo la educación como un vehículo de cambio y mejora para sus vidas y las de sus familias.

Finalmente, en situaciones de enfermedad o discapacidad, muchos adolescentes se convierten en ejemplos vivos de resiliencia. Frente a los desafíos de su condición, desarrollan una actitud positiva y un fuerte sentido de autoeficacia.

Participan en actividades adaptadas, buscan comunidades de apoyo y no se definen por sus limitaciones, sino por sus capacidades y logros, inspirando a quienes los rodean con su coraje y tenacidad.

Ejemplos de resiliencia en adolescentes

Estos son algunos de los casos de resiliencia en adolescentes que puedes tener en cuenta para la correcta crianza y apoyo emocional de los mismos:

María José y la prótesis:

Ella había nacido sin una de sus piernas, algo que la llevó durante la mayoría de su vida a creerse que era muy diferente a los demás, debido a las críticas que recibía.

Algunos padres y madres no dejaban que ella jugara con los demás niños, lo cual le provocó mucho sentimiento de impotencia y una falta de seguridad indescriptible.

Ante cada negativa y crítica, ella simplemente reaccionaba con una sonrisa y se disponía a hacer lo que más le gustaba (jugar, saltar, correr) sin temor a hacerse daño ni a destacar por tener algo diferente.

Su prótesis que le colocaron desde muy pequeña era su método de salvación para seguir jugando como los demás y ella no echaba nada en falta. De pequeña su abuela le decía «que las personas correctas siempre llegaban y permanecían» y ella grabó esa frase para siempre.

De mayor y gracias a los consejos de sus seres queridos que creían en la construcción de un yo respetuoso con uno mismo pero a la misma vez incansable, consiguió entrenar para un equipo de paralímpicos, algo que la ha ayudado a formar un carácter mucho más responsable y agradecido, colaborando en cosas que le gustan hacer y la inspiran.

Arturo y su incapacidad para aprender:

El se encontró en un día en el que todo se le venía encima. No era capaz de leer bien concentrado, tampoco de rendir en el instituto.

La separación de sus padres le habían dejado un tremendo hueco en el corazón y en el estómago difícil de sanar instantáneamente. Quería hacer las cosas pero no podía. Sin embargo, las ganas de formar parte del grupo, de ser feliz, le ganaban.

Cuando su mente se despertó dándose cuenta de que quería disfrutar cada minuto de su vida, se dio cuenta de que no podía pagar consigo mismo todo aquello que le había tocado vivir. Así que se armó de valor y cómo pudo pidió que lo apuntaran a clases particulares.

En dos meses, consiguió mejorar sus notas y quitar el curso con aplomo y seguridad. Arturo, así, es la muestra de que pidiendo ayuda y consejo a pesar de las circunstancias se puede salir adelante, construyendo una vida mucho más serena y satisfactoria.

Noe y la anorexia:

En su pre-adolescencia Noe era una niña bastante gordita. Las hormonas habían hecho mella en su cuerpo y aunque no comía demasiado, su peso se había disparado bastante. Al comenzar el instituto las cosas no habían salido bien y los chicos más mayores la llamaban «gorda» al pasar por los pasillos.

Otros le decían que no «podía seguir haciendo deporte o bailar con ese cuerpo, que así no iba a poder moverse bien ni verse femenina» Algo que le había afectado muchísimo.

De repente, viéndose insegura y asustada por pensar que nadie la iba a querer así, comenzó a dejar de comer y a esconder la comida. Así transcurrieron meses, desde que consiguió pasar de una talla 44 a una talla 36.

Cuando se dio cuenta, débil y agotada, un día mientras caminaba con dos familiares, comenzó a marearse. Tenía una anemia severa. Al verse así, le empezó a entrar miedo y decidió que no era mejor dar una mejor imagen regalando su salud. Algo que puso en peligro.

Poco a poco y concienciándose de nuevo en lo que le estaba pasando acudió a una especialista en nutrición responsable y aprendió a comer sano.

Esta valiosa adolescente aprendió a tomar las riendas de su vida y a aprender que lo sano es lo más especial y que cada cuerpo es increíble por ser cómo es, de una forma natural y sana.

Con los años estudió nutrición y consiguió hacerse un hueco en el mundo de la salud siendo querida por su empatía y comprensión así como diligencia.

Sara y los problemas de bullying:

Hay muchos ejemplos de resiliencia en adolescentes como el de Sara, quien por ser demasiado sensible y carismática le tomaron manía acosándola en los recreos.

Un día cualquiera mientras los niños estaban jugando en la pausa de la reunión de padres y alumnos/as de la escuela, uno de los padres le dijo (por Sara) a su compañera de colegio: «mira Sara cómo aprende las cosas tan rápido, sabe todo, deberías tomar ejemplo y aprender a ser un poco como ella«.

Su «amiga» comenzó a tomarle manía. Y ahí enseguida vinieron las mentiras y las descalificaciones sobre ella: «a está niña, la pegan, esta niña es una friki, no vayas con esa niña, niña de mamá»

El colmo de los colmos sucedió cuando por amenazar indirectamente a Sara, tomaba a sus mejores amigas y les colaba la cabeza en el WC de los baños del instituto, seguido de amenazas: «tú serás la próxima«.

Sara no consiguió alejarse de los suyos y habló con el tutor. Sabía que el miedo no podía paralizarla, así que lo habló también con sus padres.

El buscar justicia y no guardar silencio (por mucho respeto o nerviosismo que indique el tema) muchas veces es un gran síntoma de resiliencia, queriendo alcanzar caminos con menos influencias negativas.

David y su sobrepeso:

David era un chico que no hablaba sobre sus sentimientos. Se callaba tanto todo que hasta aquello que le incordiaba desaparecía en su mente, intentando derribarlo, con la terrible consecuencia de que se iba armando una bola de pensamientos todavía más difícil de eliminar.

Aunque no comía demasiado ni compulsivamente no hacía nada de ejercicio y eso resultaba ser un gran lastre para su salud, ya que le hacía ganar bastante peso sin tener ningún problema de salud. el hecho de que no eligiera alimentos saludables y que no quisiera los que le daban en casa (tomando solo comida rápida) no ayudaba mucho a la mejora.

Fue entonces cuando día tras día iba sintiéndose mucho más cansado hasta el punto de que todo le costaba mucho más.

Un día, paralizado sin saber que hacer sintió que no podía seguir así, viéndose desde dentro como un amasijo de carne y huesos sin motivaciones ni alegrías. Entonces, pidió apuntarse a algún deporte y también a un club de lectura.

Allí comenzó a hablar con muchas personas que llegaron a ser amigos y disfrutó de lo que se sentía al crear un grupo donde ningún tema de conversación era tabú.

Comenzó a adelgazar al hacer deporte y cada vez se sintió mucho más ágil. Fue una etapa de comienzo en la que entendió que cuidarse era muy necesario para llevar una vida mucho más agradable y aunque llevó su tiempo recomponerse y entenderse, hoy es un adulto feliz.

Eduardo y su entorno problemático:

Edu vivía en un barrio de Colombia en donde la delincuencia juvenil estaba bastante presente. Eso le hacía sentirse muy inseguro y aunque era una persona que le gustaba la paz y no meterse con nadie, tenía que disimular y «hacerse el duro» para evitar que le hicieran daño. Leía a escondidas, ayudaba a los demás en otros barrios y pasaba todo el día fuera de casa para evitar estar allí.

Su lugar preferido era el colegio del orfanato en donde siempre podía hablar con los profesores más jóvenes, a los cuáles veía como una bonita inspiración para ser como ellos.

Los sueños, las buenas charlas eran para el una estupenda motivación que no tardó en hacer efecto cuando gracias a la ayuda de ellos consiguió una beca para estudiar Magisterio.

Clara y su adaptación

La historia de Clara es un testimonio de superación y valentía. A sus 16 años, enfrentó el desafío de migrar con su familia a un país diferente, lidiando con el idioma y una cultura desconocida. A pesar de las burlas y la soledad inicial, se dedicó a aprender el nuevo idioma y a integrarse en la comunidad escolar.

Su capacidad de adaptarse y convertir los obstáculos en oportunidades la llevaron a sobresalir académicamente y a hacer amigos duraderos, demostrando que la resiliencia puede transformar las adversidades en puentes hacia el éxito.

Miguel y el divorcio de sus padres

Miguel, un adolescente de 15 años, experimentó una profunda transformación tras el divorcio de sus padres. La situación familiar lo sumió inicialmente en una etapa de rebeldía y bajo rendimiento escolar.

Sin embargo, con el tiempo, encontró refugio en el deporte, específicamente en el atletismo. Este nuevo enfoque no solo mejoró su estado físico y emocional, sino que también le enseñó sobre disciplina y perseverancia.

El atletismo se convirtió en su pasión y lo impulsó a fijar metas positivas para su futuro, demostrando una impresionante capacidad de resiliencia ante el cambio.

La enfermedad de Lucía

Lucía, a sus 14 años, fue diagnosticada con una enfermedad crónica que requirió cambios drásticos en su estilo de vida. Al principio, se sintió frustrada y excluida de muchas actividades que sus amigos disfrutaban.

Pero con el apoyo de su familia y profesionales de la salud, tomó control de su situación, educándose sobre su condición y promoviendo la conciencia sobre ella entre sus compañeros. Lucía se convirtió en una defensora de personas con condiciones similares y su ejemplo inspiró a otros a no dejarse definir por sus limitaciones.

Diego y su hermano mayor

Diego tuvo que enfrentar la pérdida de su hermano mayor, su modelo a seguir, en un accidente de tráfico. El duelo golpeó duro a su familia y a él, sumiéndolos en un profundo dolor. A pesar de la tragedia, Diego decidió honrar la memoria de su hermano continuando con su legado de bondad y liderazgo.

Se involucró en campañas de seguridad vial y comenzó a trabajar como voluntario en su comunidad, canalizando su dolor en acciones constructivas. Su resiliencia y determinación para hacer del mundo un lugar mejor resonaron en aquellos que lo rodeaban.

Sofía y su actitud positiva

Sofía, una joven de 17 años, demostró ser un pilar de fortaleza cuando su familia se vio afectada por una crisis económica severa. En lugar de desmoronarse, tomó la iniciativa de contribuir al bienestar familiar.

Equilibrando sus estudios con un trabajo de medio tiempo, logró no solo apoyar a sus padres, sino también ahorrar para su educación universitaria.

Su capacidad para manejar la presión y mantener una actitud positiva sirvió de inspiración para sus pares y demostró la resiliencia que se puede forjar en momentos de adversidad.

Actividades de resiliencia para jóvenes

Una actividad de resiliencia muy útil para los adolescentes es la escritura reflexiva. Los jóvenes pueden escribir sobre situaciones difíciles que hayan enfrentado y cómo lograron superarlas.

La escritura reflexiva ayuda a los adolescentes a procesar sus experiencias y a reconocer su capacidad para enfrentar desafíos.

También puede ayudarles a identificar y fortalecer las estrategias de afrontamiento que utilizan en tiempos difíciles.

El desarrollo de habilidades de comunicación efectiva también puede mejorar la resiliencia en los adolescentes. Los jóvenes pueden practicar la escucha activa y la expresión de sus sentimientos y pensamientos de manera asertiva.

Estas habilidades pueden ayudar a los adolescentes a manejar conflictos, a hacerse respetar y a establecer límites saludables, lo que a su vez puede aumentar su capacidad para lidiar con el estrés y la adversidad.

La práctica regular de la gratitud puede ser otra actividad de resiliencia para los adolescentes. Los jóvenes pueden llevar un diario de gratitud, donde anoten tres cosas por las que están agradecidos cada día.

La gratitud puede ayudar a los adolescentes a centrarse en los aspectos positivos de su vida, lo que puede aumentar su resistencia y su bienestar emocional.

Otra actividad de resiliencia puede ser la participación en actividades físicas regulares. El ejercicio puede ayudar a los adolescentes a liberar el estrés y a aumentar su autoestima.

La participación en deportes de equipo también puede enseñar a los adolescentes importantes habilidades de afrontamiento, como la cooperación, la perseverancia y la gestión de la presión.

Finalmente, la práctica de técnicas de relajación y mindfulness puede ser una excelente actividad para fomentar la resiliencia en los adolescentes.

El mindfulness puede ayudar a los jóvenes a mantenerse centrados en el presente, lo que puede disminuir su ansiedad y aumentar su capacidad para manejar el estrés y la adversidad.

Como ves, hay muchas vidas diferentes que te pueden inspirar para conseguir el mejor camino, leyendo casos de resiliencia en adolescentes. ¡Comparte y cuéntanos tu historia!

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