La educación y la resiliencia infantil

resiliencia infantil

Últimamente el término de resiliencia infantil está sonando mucho en todo tipo de conferencias, revistas de educación y ambientes escolares. ¿Pero… por qué es tan importante?

La resiliencia marcará un carácter flexible pero bondadoso en los más pequeños, ya que aprenderán que tendrán que dejar el control de las cosas externas a su propio curso (dejándolas fluir por si solas), haciéndose únicamente responsables de lo que ellos pueden sentir y cambiar.

Por supuesto, la resiliencia en educación infantil es algo que se deberá entrenar poco a poco, pero si se potencia y se les hace entender desde edades tempranas conseguiremos personalidades fuertes y seguras.

Que es la resiliencia infantil

La resiliencia infantil se refiere a la capacidad que tienen los niños para afrontar y superar adversidades o traumas significativos en su vida.

Esta capacidad les permite adaptarse y recuperarse de experiencias como la pérdida de un ser querido, divorcio de los padres, enfermedades graves, violencia, pobreza, o cualquier otro tipo de situación estresante o disruptiva.

Aspectos clave de la resiliencia infantil incluyen:

  1. Adaptabilidad: La habilidad para ajustarse a cambios o situaciones difíciles, aprendiendo a manejar las emociones y comportamientos de manera efectiva.
  2. Autoeficacia: Sentirse capaz y competente para enfrentar desafíos, lo cual fortalece la autoestima y fomenta una perspectiva positiva.
  3. Apoyo social: Tener una red de apoyo, como familiares, amigos, maestros y la comunidad, que brinde amor, seguridad, y guía, es fundamental para el desarrollo de la resiliencia.
  4. Habilidades de comunicación y resolución de problemas: Capacidades para expresar necesidades, emociones, y resolver conflictos de manera constructiva.
  5. Optimismo: La capacidad de ver las situaciones desde una perspectiva más esperanzadora y positiva, incluso en circunstancias adversas.
  6. Regulación emocional: Aprender a controlar y expresar las emociones de manera saludable es crucial para manejar el estrés y recuperarse de las experiencias negativas.

En el ámbito social los especialistas han sabido encontrar dos tipos de resiliencias bien diferenciadas en los niños y son estos:

La primaria:

Es aquella que llegan a desarrollar las personas que están activamente en el entorno del niño o de la niña (principalmente padres y madres, aunque también abuel@s paternos y maternos) Mediante la educación y nuestra respuesta a las situaciones adversas estamos creando un patrón fácil de asimilar por los más pequeños, sirviéndoles de ejemplo.

Nuestras reacciones serán (muchas veces) el sistema de adaptación en el que ellos se fijarán para reaccionar a futuros problemas siendo de vital importancia que obremos con paciencia, empatía, con una comunicación clara y concisa así como con armonía.

La secundaria:

Es la que los pequeños comienzan a vivir en sus «propias carnes» creándose costumbres e impresiones (con sus posteriores reacciones) que les podrán enseñar a modelarse mucho más, creando patrones de comportamiento mucho más adecuados, modulaciones de sentimientos, madurez y crecimiento.

Este tipo de resiliencia activa el pensamiento y el razonamiento, por lo que será también un punto de partida para desarrollar una mejor autoestima, una sociabilidad mucho más sana, entendimiento, empatía etc.

Ambas pueden forjar la personalidad resiliente del niño o de la niña por igual, creando un mundo mucho más saludable en donde no importará lo que suceda, ya que se sentirán seguros/as de sí mismos/as.

¿Cuándo aplicar la resiliencia infantil?

La resiliencia infantil se puede aplicar en cualquier etapa de desarrollo de los infantes aunque será más efectivo que comiences a hacerlo en los primeros años de vida (2-6 años) Hay muchas maneras de hacerlo, las cuales te orientaremos en el siguiente párrafo.

Siempre es bueno aplicarla, no solo cuando haya una duda o un conflicto sino para cualquier otro momento para educar en el civismo, la paciencia y la responsabilidad afectiva/emocional.

Cómo generar el hábito de la resiliencia infantil en los más pequeños de manera práctica (y sin explicaciones verbales)

Aplicar la resiliencia desde una edad temprana es bastante fácil, solo deberás ceñirte a un par de normas e instrucciones que harán que todo sea más llevadero. Un buen inicio será:

Trabajar en las «pataletas» o enfados comunes que suelen aparecer en el día a día

Ayudales a verbalizar qué es lo que están sintiendo y que opinan sobre lo que está pasando. Esto generará un tiempo de pausa inmediato que les facilitará anclarse en el «ahora» y tomar conciencia de lo que está sucediendo. Se plantearán preguntas y estarás incentivando la calma (de una manera tan rápida y natural que te sorprenderás)

A medida que vayas entrando en el diálogo e investigues que sucede podrás aportarles herramientas que les ayudarán a sentirse mejor y a entender que será más favorable.

Hacerles comprender que el mundo no gira siempre en torno a los deseos que se tienen será un valioso aprendizaje para la edad adulta que les ayudará a ser mucho más resilientes, humildes y capacitados.

Integrar a los pequeños de la casa en las tareas cotidianas

Un buen ejemplo de esto será que te ayuden (con cuchillos no peligrosos para ellos, de silicona blanda) a cortar alguna verdura o fruta en la cocina para la realización de algún plato o postre. O que te ayuden a limpiar pequeñas zonas de la casa con un trapito.

Hacer que formen partes de dinámicas familiares como el ahorro, también será un gran estímulo para ellos. Compra una hucha y prometed que de cada compra que hagáis juntos los céntimos sobrantes se meterán en ella. Harás que se vuelvan personas comprometidas desde muy pequeños.

Haz juegos de resolución de conflictos (para edades comprendidas entre los 6 y los 16 años)

Obviamente según la edad irás cambiando de temas y propuestas (los temas que son de más desglosar y pensar o las temáticas más duras serán más destacables para los adolescentes en una etapa en la que se replantean muchos debates sociales y éticos)

Para los más pequeños puedes aplicar propuestas sencillas: «Si a Juan le roban un caramelo que es importante para él y comienza a llorar, ¿Qué haríamos para que se sintiera mejor?»

En adolescentes puedes exponer temas de culpa, educación emocional, conflictos sociales, apegos, eutanasias, bullying, abortos etc. Por ejemplo: «¿Qué harías si a María le diagnosticaran una enfermedad rara y no pudiera asistir a clase pero para ella es muy importante prepararse para la selectividad?»

Enséñales a crear momentos de dispersión sanos y relajantes

La pintura, la meditación, el yoga en la playa, los baños de bosque, cuidar plantas, los juegos con animales… son cosas que siempre ayudan a energizar y a liberar sentimientos negativos o estresantes.

Que ellos conecten con la naturaleza y la esencia de las cosas les ayudará a formar una personalidad más rica y mucho más saludable.

Cuidad de las personas mayores de vuestro entorno

Son unos referentes especiales para poder aprender el sentido de las cosas y la importancia que tiene el ser paciente así como fuerte en la vida.

Sus experiencias y sus anécdotas siempre servirán de base e inspiración (con buenos recuerdos para toda la vida) para las posibles futuras resoluciones de conflictos.

Realizad tareas de voluntariado juntos

Es una excelente manera de que ellos comprendan desde una etapa temprana lo que puede llegar a ser la vulnerabilidad y la salubridad, así como la humildad.

Es algo que puedes llegar a desarrollar con niños y niñas de una edad comprendida entre los 7 y los 17 años (voluntariado medioambiental) y también desde los 12 en adelante (voluntariado social)

El activarse en situaciones que se salen fuera de lo normal y que los conectan desde la parte emocional con otros colectivos será además enriquecedor y productivo desarrollando la empatía, la compasión y la cooperación.

Habla, habla y habla

Las personas resilientes se forman gracias a la calidad de sus pensamientos, razonamientos y conversaciones.

Por eso es tan importante que a tus hijos o sobrinos les enseñes el sentimiento de acompañamiento y confort que da una buena conversación en la que podáis razonar sobre lo que es mejor quitando conclusiones justas y provechosas sobre las cosas.

Beneficios de la resiliencia infantil

La resiliencia infantil podrá aportarles muchos beneficios entre ellos:

  • Reaccionar mejor y de una forma más temprana a situaciones asfixiantes o estresantes
  • Reducción del estrés, la ansiedad o las fobias
  • Alto sentido del compañerismo
  • Generosidad
  • Mejor autoestima personal
  • Autoconocimiento
  • Una personalidad mucho más positiva

4 citas sobre resiliencia infantil

Hay frases que pueden fomentar la resiliencia infantil y que serán estupendas para realizar collages inspiradores o para escribir en forma de ejercicios de lettering en pizarras de corcho o magnéticas. Algunas de ellas son:

La vida no es esperar a que pase la tormenta, es aprender a bailar bajo la lluvia

(Vivian Greene)

Les ayudará a comprender que tienen que disfrutar del momento y buscar soluciones sin mostrar apegos extremos a la preocupación (que agota y no es resolutiva)

Aprende a ser feliz con lo que tienes mientras persigues todo lo que quieres

(Jim Rohn)

Les invitará a pensar en la hermosa reflexión de que la vida es para agradecer, sacándole partido a todo lo bueno que esté sucediendo, trabajando constantemente en uno mismo y en el entorno para que sucedan las cosas que deseamos (metas laborales, personales…)

Ser desafiado en la vida es inevitable, ser derrotado es opcional

(Roger Crawford)

El fracaso no es caer, sino negarse a levantarse

(Proverbio chino)

Una oda a la grandeza de seguir luchando y persiguiendo lo que se quiere, aunque aparezcan conflictos o piedras en el camino que parezcan difíciles de saltar.

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